Esta vez el motivo de correrla era más que importar el tiempo, era volver a ponerme en contacto con el asfalto y la distancia. Ver el estado de mi pierna derecha, y comprobar que tal esta la rodilla.
Un inicio de prueba bueno, con un ritmo cercano a los 5 min/km, con el que no rastro de dolores. Pero a partir del kilómetro 5 empezó a desvanecerse mi alegría. El dolor, menos intenso que anteriores ocasiones, hizo acto de presencia. Incluso un dolor nuevo apareció.
Pude aguantar hasta el final, sacrificando el ritmo y compensando el peso en la pierna izquierda. Hay mejoría pero no como me gustaría, y esta yendo muy lento.
Toca replantearme lo que queda de año, y concentrar el trabajo en fortalecer las rodillas.